jueves, 14 de octubre de 2010

Educar en el momento oportuno



Educar es difícil

"Es que es muy difícil" se oye decir a muchos padres cuando se habla de educación. Claro que es difícil, es que la vida es difícil cuando hay que tomar decisiones, cuando hay que corregir, cuando hay que manifestar desacuerdo. La vida en la que no hay dificultades es una vida idiota, volátil, superflua, me atrevería a afirmar que inhumana.

Apoyar y animar a los hijos es un deber de los padres como también lo es corregir. No hacerlo por pereza, indiferencia o temor es un flaco favor que les hacemos. Ellos, igual que nosotros, necesitan referencias, limites, exigencia. Con cariño sí, pero también con firmeza. Claro que para actuar así hay que tener ideas claras, principios y fortaleza. Educar es difícil pero posible.

En el momento oportuno

Los padres tenemos la obligación de corregir a los hijos cuando su actuación es incorrecta. Esto no está reñido con el cariño, el apoyo y el ánimo. Puede haber quién piense que corregir es sencillamente echar una bronca y ya está. Nada más lejos de la realidad.

Para corregir hace falta buscar el momento oportuno, las palabras que no hieren y todo ello en el clima de una relación normal que debe haber en la familia cuyo ingrediente fundamental es el amor: el deseo de ayudar al otro a ser mejor y por lo tanto más feliz. El mejor ámbito es la relación personal, lo normal debe ser que tanto la corrección como el apoyo comiencen en el cara a cara. Y, sobre todo, debemos transmitir al hijo nuestra convicción de que es capaz de mejorar y que cuenta con nuestro apoyo.

Fuente: Fluvium

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