jueves, 3 de abril de 2008

Pedido de Benedicto XVI a los salesianos en favor de la Pastoral Familiar



Abrir la pastoral juvenil a la pastoral familiar, pide el Papa a los salesianos
Que celebran en Roma su 26º Capítulo General


CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 31marzo 2008 (
ZENIT.org).- Como la familia debe tener un papel activo en la educación de los jóvenes, es necesario abrir la pastoral juvenil a la pastoral familiar, advierte el Papa a los salesianos.

Punto de partida es la urgencia de «alimentar en el corazón de cada salesiano» la «pasión apostólica», apuntó Benedicto XVI al recibir este lunes en audiencia a los participantes -que representan a los casi 16 mil salesianos activos en 129 países-- del 29º Capítulo General que la Congregación fundada por San Juan Bosco está celebrando en Roma.

La gran cita salesiana se centra en el lema de su fundador, «Da mihi animas, cetera tolle» («Dame almas, quítame todo lo demás»), «síntesis de un modelo de acción pastoral» cuyo horizonte «es el primado absoluto del amor de Dios» que «plasma personalidades ardientes, deseosas de contribuir a la misión de Cristo», trazó el Santo Padre.

Junto a este ardor, «otra característica del modelo salesiano es la conciencia del valor inestimable de las "almas"», una «pasión apostólica» que «es urgente alimentar también hoy» en el corazón de cada miembro de la Congregación, señala.

Así, el salesiano «tendrá el corazón abierto para identificar las nuevas necesidades de los jóvenes y a escuchar su petición de ayuda» --apunta--, especialmente de «los más pobres material y espiritualmente».

El Papa exhorta a los salesianos a ayudar «ante todo a los jóvenes a conocer y amar» a Jesucristo, «a dejarse fascinar por Él, a cultivar el compromiso evangelizador, a querer hacer el bien a los propios coetáneos, a ser apóstoles de otros jóvenes».

De ahí su petición a la Congregación: «Que vuestro empeño sea formar laicos con corazón apostólico, invitando a todos a caminar en la santidad de vida que hace madurar discípulos valientes y auténticos apóstoles».

Benedicto XVI es consciente de que estos desafíos afrontan un contexto de «gran emergencia educativa», cuyo «aspecto más grave» es «la sensación de desaliento que se apodera de muchos educadores, en especial de padres y profesores».

De ello alertó en su reciente carta (http://www.zenit.org/article-26166?l=spanish) a la diócesis de Roma, que entregó idealmente también a los salesianos, a quienes este lunes reitera: «En la raíz de la crisis de la educación existe de hecho una crisis de confianza en la vida, que en el fondo no es sino desconfianza en el Dios que nos ha llamado a la vida».

En cualquier caso, «en la educación de los jóvenes es extremadamente importante que la familia sea un sujeto activo» --insiste el Papa--, si bien tantas veces «es incapaz de ofrecer su aportación específica» o incluso está «ausente» en esta tarea.

Por ello, «la predilección y el compromiso» típicamente salesianos «a favor de los jóvenes» «deben traducirse un empeño igual por la implicación y formación de las familias», pide el Santo Padre.

«Por lo tanto vuestra pastoral juvenil debe abrirse decididamente a la pastoral familiar» --indica a los religiosos--, seguros de que la dedicación a las familias no resta esfuerzo por los jóvenes, sino que lo hace «más duradero y más eficaz».

Estos retos señalan asimismo la necesidad de que la Congregación salesiana asegure especialmente «una sólida formación» que haga de sus miembros personas «de fe sólida y profunda, de preparación cultural actualizada, de genuina sensibilidad humana y fuerte sentido pastoral», sintetiza Benedicto XVI.


Por Marta Lago


Comentario Editorial sobre esta noticia:

Benedicto XVI como también en su momento Juan Pablo II y Paulo VI, reconocen el valor y la importancia de la familia, tanto para la Iglesia como para el mundo.

Lamentablemente,por el funcionamiento de las estructuras eclesiales, he comprobado personalmente que lo que se trabaja y pide en las bases, llega hasta las altas autoridades de la Iglesia institucíonal pero, cuando vuelven a bajar en forma de consejos y recomendaciones, difícilmente sean escuchadas por quienes se encuentran en los estadios intermedios, llámese algunos obispos, algunos sacerdotes, algunos laicos y, entre los sacerdotes especialmente, entre aquéllos que son párrocos y tienen una pequeña o grande porción del Pueblo de Dios a su cargo.

Es una empresa muy difícil convencer a los párrocos de la necesidad de una Pastoral Familiar y de una Pastoral Social que, a mi entender son dos ramas básicas de una pastoral orgánica.

Hoy el Papa les pide a los salesianos que se ocupen de la formación de las familias y para ésto hay un plan perfecto que es el plan de Dios, el Evangelio y toda la novedad que nos presenta.

La Pastoral Familiar no sería difícil de implementar si no fuera por el excesivo egoísmo de algunos laicos y algunos curas que quieren imponer sus ideas y hacer lo que sea para llenar espacios, sin reflexión, sin el necesario momento de compartir con un equipo lo que nos está pidiendo el Señor.

Este nuevo pedido del Papa, ojalá fuera escuchado y puesto en práctica por aquéllos a los que está dirigido y permitan a muchos laicos debidamente formados y preparados, realizar trabajos con familias: talleres, grupos de reflexión, atención de situaciones concretas a partir de Consultorías Familiares, trabajo con Adultos Mayores, con Escuelas, etc.

Y también que permitieran desarrollar una Pastoral Social en la que la mayor parte de las familias tendrían una via de misión hacia la sociedad toda, que está pasando, en muchos países y en la Argentina mucho más, tantas situaciones de desigualdad y exclusión de niños, jóvenes y adultos que ya no saben a quien ni a dónde ir.

“Ven y verás” (Jn 1, 39), Así decía Jesús a quienes tenían la inquietud de conocerlo. Los que aceptaban ir, acababan quedándose con Él.

No importa el número, no importa nada, sólo que vengan algunos y sean el fermento para aumentar y hacer crecer el Reino de Dios.No vale la excusa de decir que no vale la pena hacer nada en una parroquia porque no va a ir nadie, la parroquia, como nos dice el documento de Aparecida, es el lugar para alimentarse y celebrar pero, la misión concreta está en las periferias, en la calle, en el barrio, en la escuela, en el trabajo, simplemente...en la VIDA!!!

Les pediría a muchos párrocos que nos dejen experimentar ideas nuevas y creativas, que no pongan palos en la rueda, que todo es posible, lo que ellos ven como necesario y prioritario pero también lo que los laicos vemos.

Me gratifica saber que el cuerpo de Cristo es uno pero los miembros muchos y cada uno es necesario y tiene una misión particular que, sumada a la de los demás, la hará comunitaria.

Pongámos como tarea ser ¡Comunicadores de Vida!, en nuestra familia en primer lugar, ayudando y uniéndono a otras familias que nos ayuden a pensar, a solucionar algún problema concreto, a redescubrir la fe, y tantas cosas más que puede lograr el Espíritu Santo cuando se le deja libre y no se ahogan los dones y carismas que nos regala. Hagamos lo que dijo e hizo Don Bosco, ayudar a formar buenos cristianos y honrados ciudadanos, desde nuestro lugar, familia y/o ámbitos variados donde nos movemos.

Por: María Inés Maceratesi

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