lunes, 23 de junio de 2008

Los hijos no son tus hijos

Hace una semana me pidieron una charla para un grupo de padres de un colegio. Me pidieron que les hablara de cómo educar hoy, de las dificultades, de los valores y actitudes del padre y del educador cristiano. Y finalmente me pidieron que intentara dar esperanza y ánimos a los padres.

En estos días había visto y leído algunos videos y testimonios del juez de Granada, Emilio Calatayud –que recomiendo con entusiasmo-, y vi retratada a nuestra sociedad, a los padres y a los educadores, y a los hijos y alumnos. Su testimonio me alarmó y no pude menos que tomar nota y reflexionar.

Una de las dificultades hoy, por parte de los padres, es saber que pueden y deben poner límites, y saber que deben y tienen que dar ejemplo. El ritmo que nos impone la sociedad y “la crisis” económica, o la dificultad de bajar el nivel de confort, hace que no siempre se dé calidad de tiempo a los hijos, y que no siempre se les escuche.

Hoy se “peca” por exceso o por defecto, de sobreprotección, o de abandono. Bien, preparando la charla, me encontré con un poema de un poeta libanés –mis abuelos eran del Líbano y la sangre tira- que me parece de una sabiduría exquisita, y que invito a reflexionar, porque arroja mucha luz.

TUS HIJOS

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no pueden visitarni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Khalil Gibran
La tarea de la educación es como la del arquero que ha de tensar el arco –sin tensiones que hagan temblar el pulso- para hacer un tiro seguro, bien encaminado, que ponga a los hijos en el camino de la verdad y de la felicidad, como una verdadera flecha.

Los padres son los responsables de que la flecha salga segura, que tenga una orientación. Han de respetar la libertad de los hijos, pero han de educar en esa libertad, y hasta que la adquieran, les han de dar orientaciones, marcar límites, incluso decir con firmeza “Te quiero, y por lo mismo te digo que no, o te digo que sí”. Respetar la libertad, pero ésta se ha de adquirir y en ella se ha de formar, y mientras no se tiene, no se puede ejercer. Igual que a un niño que no tiene dientes no le damos un churrasco porque no puede masticar, a quien no se ha formado y aun no tiene capacidad, no se le puede exigir la responsabilidad que conlleva el uso de la libertad.

La flecha ha de salir con fuerza... después, los buenos o los malos aires del camino, las opciones más o menos libres permitirán seguir la línea o desorientaran el camino, pero la tarea del arquero, habrá sido, sea cual sea el resultado final, fundamental.

Los padres y los educadores tienen una tarea muy importante, decisiva, pero son los hijos los que han de vivir su vida, y se les ha de ayudar y dar elementos para que “VIVAN” como personas.
Sor Lucía Caram

No hay comentarios: